sábado, 31 de marzo de 2012
¡Lolita, Pedrito y el acordeón!
Georgia Betancourt
Pedrito era un niño muy alegre que adoraba tocar el acordeón. Lo que él no sabía es que todos los días que se ponía a practicar, su vecinita Lolita que lo escuchaba desde la ventana de su cuarto deseaba que terminara rápido porque la melodía del acordeón la atormentaba.
Días enteros se sentaba Lolita en el balcón de su casa imaginando planes para hacer que Pedrito se interesara en jugar con ella y no tocara más el acordeón. A veces se empecinaba tanto en tratar de distraer a Pedrito que se quedaba dormida pensando en lo bueno que sería una tarde de silencio jugando ellos solitos sin la compañía de ese instrumento tedioso.
Un día, se le ocurrió una idea maravillosa. Decidió que se haría la enferma para que Pedrito sintiera lástima por ella y la viniera a visitar. De esta manera ella aprovecharía y se pondría a jugar con él. Diciendo y haciendo, Lolita fingió estar muy enferma con gripe y se aseguró de que su mamá se lo dijera a Pedrito.
Este sin pensarlo dos veces decidió ir a visitar a su amiguita, pero grande fue la sorpresa de Lolita cuando apareció Pedrito con el acordeón y le dijo así: -Lolita lamento mucho que te sientas mal pero te compuse una canción nueva en el acordeón. Escúchala y veras como te sientes mejor.- Pobre Lolita su plan le fracasó y para colmo tuvo que escuchar una melodía que ni siquiera ritmo tenia.
-¡Que horror!- pensó Lolita, -¡Mejor pienso en otro plan porque este ya me falló y de qué manera!-
Entonces sin perder las esperanzas comenzó a pensar en otra forma para hacer que su amiguito jugara con ella. Pensando y pensando, otra idea deslumbrante se le ocurrió.
-¡Ya sé!- exclamo Lolita, - Voy a comprar dos periquitos que cantan muy bonito y los pondré en el balcón.- Cuando Pedrito los vea se emocionara tanto que se le va olvidar ese acordeón tan indeseable.
En un santiamén, Lolita salió a la tienda donde vende mascotas y compró los dos periquitos más bellos y cantores que había en la tienda. El señor que se los vendió le aseguro que eran muy dóciles y les gustaba cantar mucho. –Perfecto,-pensó Lolita,- con esto Pedrito me vendrá a buscar para jugar conmigo y con los periquitos. Dicho y hecho, Lolita puso los periquitos en el balcón de la casa y Pedrito al verlos no se pudo contener y le grito a Lolita:
-¿Lolita puedo ir a tu casa a jugar con los periquitos?- Lolita súper emocionada le contestó – ¡Si Pedrito, ven cuando quieras!-.
Pero para fatalidad de Lolita, Pedrito trajo el acordeón consigo y le dijo a Lolita- ¡Le voy a tocar a los periquitos a ver si les gusta! – Estos encantados empezaron a cantar y fue todo un concierto que todos disfrutaron menos Lolita.
Desconsolada la pobre niña dijo para sí: ¡Me rindo, no puedo hacer cambiar a mi amiguito Pedrito! Mejor pienso en como jugar yo sola porque él nunca dejará de tocar su acordeón. Entonces su mamá que había estado siempre atenta a lo que le pasaba a su hija, le aconsejó de esta manera: -Lolita, en vez de hacer que Pedrito se aleje de su acordeón, trata de aprender un instrumento para que puedas tocar junto con él y se diviertan mucho.
Lolita escuchó a su mamá y decidió aprender a tocar las maracas. No le dijo nada a su amiguito y después de unas semanas lo sorprendió en su casa con su nueva habilidad. ¡Lolita tocaba las maracas maravillosamente! Pedrito no podía creer que su amiguita había hecho eso por estar a su lado y en agradecimiento a su fiel amistad, decidió que todas las tardes la pasarían juntos tocando sus instrumentos.
Y cuentan por ahí que llegaron a tocar tan armoniosos que formaron su propia banda a la cual llamaron con mucho orgullo: “Lolita, Pedrito y el acordeón”.
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